lunes, 14 de marzo de 2016

PARADIGMA

Lic. Débora Salinas
Facilitador: Dr. Yordis Salcedo



De la palabra griega paradeigma, se deriva el término paradigma, este vocablo se utiliza en la vida cotidiana como sinónimo de ejemplo, y algunas veces  para hacer referencia a algo que se toma como modelo. A partir de la década de los años 60, los alcances de la noción se ampliaron y paradigma comenzó a ser un término común en el vocabulario científico y en expresiones epistemológicas cuando se hacía necesario hablar de modelos o patrones.
Es así, como en el año de 1963 el epistemólogo e historiador de la ciencia Khun, utiliza el término para explicar la evolución histórica del pensamiento científico, y lo adapta para describir con él a la serie de prácticas que trazan los lineamientos de una disciplina científica a lo largo de un cierto lapso temporal. Considerándose entonces, el termino  como un molde para la  resolución de cierta clase de problemas.
En el campo astronómico, por ejemplo, el primer paradigma fue el Almagesto de Tolomeo, sobre cuya base se desarrolló la ciencia hasta el siglo XVI, cuando Copérnico confirmó  el nuevo paradigma heliocéntrico, a su vez sustituido por la sistematización newtoniana del Universo y, en el siglo XX, por la teoría de la relatividad de Einstein.
Estas sustituciones de un  modelo demuestran que la ciencia no opera por acumulación según un modelo de progreso, como suponía el positivismo, sino por rupturas revolucionarias. Cada nueva solución no se afianza sobre la precedente, sino que la reemplaza, cambiando, por así decirlo, las reglas del juego. Lo que significa que no fenecen, sino que se reemplazan.
La observación fundamental de Khun es que cada paradigma vencedor consiste no sólo en un nuevo marco teórico corroborado por evidencias lógicas o experimentales, sino también de una serie de asunciones o aceptaciones  metafísicas  y de generalizaciones simbólicas, a menudo vividas de manera inconsciente por los científicos, y que mantienen su influencia como pre-juicios en su pensamiento. Por otra parte están los valores epistemológicos, profesionales, éticos, ideológicos y políticos; finalmente, los ejemplos de resolución de problemas.
Kuhn estableció  una distinción dentro de la ciencia, que define dos modos: la ciencia normal y la ciencia revolucionaria.
La ciencia normal, característica del periodo histórico en el que un paradigma es aceptado, desarrollado y sistemáticamente aplicado para producir previsiones científicas cada vez más perfeccionadas. Sus principios dominantes son aceptados por la comunidad de científicos de la misma manera que los valores religiosos o políticos, y con una fuerte resistencia a cualquier desviación. En otras palabras, la ciencia normal es un intento para forzar la naturaleza a que entre en el espacio conceptual establecido por la educación.
Con respecto a la  ciencia revolucionaria, que coincide con la  instauración de un nuevo modelo explicativo, por lo general en un contexto de gran entusiasmo: cada paradigma no solo debe demostrar que es superior al anterior, sino que además debe garantizar que creará desarrollos interesantes,  interpretando la naturaleza sobre la base de los nuevos conceptos, confrontando los hechos con las previsiones de la teoría, ensayando los modelos explicativos en otros ámbitos del saber, los científicos tratan de resolver los problemas científicos aún no resueltos, pero se espera puedan serlo en el marco conceptual ofrecido por el nuevo paradigma.
En   las ciencias sociales, el paradigma se encuentra relacionado al concepto de cosmovisión, este término se emplea para  mencionar a todas aquellas experiencias, creencias, vivencias y valores que repercuten y condicionan el modo en que una persona ve la realidad y actúa en función de ello. Esto quiere decir que un paradigma es también la forma en que se entiende el mundo.
Miguel Martínez (1997), refiere que el  volumen de conocimientos que se descubren anualmente es tan grande que se duplican cada cuatro o cinco años y, en algunos campos, incluso más rápidamente. Estos conocimientos están cada vez más  interconectados: unos depende de otros. Así va apareciendo una superdisciplina formada por una red de relaciones que la ciencia tradicional, clásica, es incapaz de descifrar. Esta interdependencia  de las ciencias y de sus contenidos hace ineficaces la gran mayoría de los instrumentos conceptuales  y metodológicos tradicionales y exigen un nuevo modo de mirar las cosas, un cambio fundamental epistemológico, es decir, un nuevo paradigma.




REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


Ubaldo, N.  (2004). Atlas Universal de Filosofía.  Editorial Océano.

Martínez, M. (1997). El Paradigma Emergente. Hacia una nueva teoría de la racionalidad científica. México: Editorial Trillas.






No hay comentarios.:

Publicar un comentario