miércoles, 16 de marzo de 2016

Aparato Crítico al Ensayo de Betsaida Páez Cordero




Por: María Fernanda Pérez

Una vez leído con detenimiento el ensayo titulado El Paradigma de Investigación en la Realidad Social realizado por la compañera lo complemento con las siguientes ideas.Uno de los grandes problemas con los que se enfrenta la Teoría Crítica, es la de absolutización positivista de la metodología de las Ciencias de la Naturaleza, y de su supuesta interdependencia del sujeto cognoscente. Esto es, de cómo las Ciencias de la naturaleza se han arrogado el privilegio de reconocerse a sí mismas, no como un modo o forma de conocimiento, sino como la identificación entre conocimiento y Ciencia; es decir, que ellas mismas conformarían el cúmulo de un conocer absoluto, único y verdadero. Y que además, en la participación de este conocimiento, nada tiene que ver un sujeto cognoscente, sino tan sólo de un modo instrumental, y nunca como un protagonista o agente activo y central del mismo.
Para ello, Habermas hace una crítica a la explicación de los problemas, insatisfactoriamente respondidos por Husserl en su Fenomenología. Éste, plantea la cuestión de una crisis moderna, demostrando en un enfoque netamente histórico-filosófico el nacimiento, desarrollo, y desvío de la Ciencia y del Hombre Europeo, caracterizados originariamente por su universalidad, y por su hostilidad a las tradiciones culturales particulares y objetivistas; una Filosofía encarnada como Ciencia Universal, que esté por sobre toda filosofía concreta, y sea capaz de orientar al hombre hacia una vida en plena libertad por la pura razón; e impulsado hacia unos ideales morales ilimitados. Pero que el resquebrajamiento entre Ciencia y Vida, o entre Ciencia y Filosofía, es el gran dilema acaecido en una crisis espiritual de la modernidad europea. La Ciencia se despoja de toda relación con problemas de tipo ético, moral o directamente humanos, y se despreocupa de aquello que viene a ser decisivo para la humanidad, relegándoselos a la Filosofía, quedando de este modo, el hombre, desamparado, sin poder soñar siquiera con una Ciencia Universal. Y así, ocurre, por un desvío de la intención original de la Ciencia europea, la separación y absolutización de la ciencia moderna, de su objetivación y monopolio.
Por ello, para Husserl, la recuperación de esa intención originaria, de ese verdadero carácter de la ciencia universal, o de esa relación intrínseca entre Ciencia y Filosofía, ha de recuperarse por medio de una profunda reflexión sobre la historia espiritual de Europa, sobre su nacimiento y su desvío; y su Fenomenología Trascendental, pretendía, en cierto modo, ser el inicio a semejante reflexión.
Lo que olvidaba Husserl, o más bien, aquello de lo que jamás se logró dar cuenta, -dice Habermas-, es de que la Ciencia que nace en Grecia, ya compartía con el positivismo, una postura teórica y un mundo estructurado independiente del sujeto cognoscente. Es decir, que ya la Teoría griega, presuponía un orden ideal del cosmos y la idea de un ser inmutable; y por otro lado, ese “desinterés” (o esa actividad por la pura actividad), obedecía en realidad a un interés emancipativo del hombre griego, respecto al mundo mítico y religioso del cual era antes un esclavo; pero que ahora, con el surgimiento de la nueva ciencia, en forma de una cosmología, podía el hombre liberarse y realizarse a sí mismo en una praxis fundada en su propia voluntad. Pero esto –sigue Habermas-, sólo se hizo posible por medio de una cosmología. He aquí, el por qué Husserl, al despojar del elemento cosmológico a su Teoría griega, y quedarse sólo con esa Ciencia desinteresada, pierda la capacidad de explicar satisfactoriamente la relación entre Filosofía y Ciencia; tarea que intentará Habermas, no restaurando la Tradición tradicional, sino que, reelaborando la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt.


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