lunes, 13 de julio de 2015

Paul Feyerabend: ¿Un método único para  adquirir el conocimiento?

Wilfredo J. Rincones A.
rinconeswilfredo 88@gmail.com

      Pensar es la suprema función del hombre, y a través de este ejercicio resuelve los problemas que la vida le plantea. Sin embargo, las dificultades se presentan precisamente al no saber qué tipo de conocimientos le permiten acercarse al fin que persigue, o qué saberes le apartan de él. Así, el pensante tiene que descubrir por sí mismo la relación que hay entre los métodos adecuados y el problema mismo. La elección de los métodos más adecuados se logra anticipando mentalmente el efecto.
      En las últimas décadas se ha vuelto común examinar las bases de nuestras posiciones teóricas, para no llegar a la frustración de construir en el aire. La historia de la ciencia es pródiga en ejemplos de construcciones etéreas que, después, solo pueden sostenerse con base en dogmatismos. Las posiciones dogmáticas se encuentran, a veces, donde menos se piensa. En el presente siglo, por ejemplo, ha sido notable la influencia que han tenido en la filosofía de la ciencia autores como Thomas Kuhn y Karl Popper. La doctrina sostenida por este último se basa en la promoción de una actitud crítica sistemática, permanente y hasta despiadada. Algunos de sus alumnos aprendieron tan bien la lección que su crítica se dirigió también hacia el criticismo popperiano; pero paradójicamente, el premio por desafiar al maestro fue una “excomunión” mayor. Esto le sucedió a Feyerabend, a Bartley, a Lakatos y a otros más. (Weimer, 1979).
      En este caso haré referencia específica al pensamiento de Paul Feyerabend, en relación al método científico, tomando en cuenta la lectura de Liza Analy Ramírez Salinas en “El Anarquismo Epistemológico”.
      Feyerabend se denomina a sí mismo como filósofo o pensador dadaísta. Su posición se encuentra ligada en algunos aspectos a la de Kuhn, sin embargo, se diferencia de ella en muchos otros y constituye, en general, una visión radicalmente diferente de cualquiera de las sostenidas hasta ahora en la filosofía de la ciencia.
      Primero que nada, Feyerabend está en contra de la idea de que existan estándares invariables de racionalidad en cualquier campo, incluido el de la ciencia. No existen, según él, principios universales de racionalidad científica; el crecimiento del conocimiento es siempre peculiar y diferente y no sigue un camino prefijado o determinado. Feyerabend defiende firmemente el valor de la inconsistencia y la anarquía en la ciencia, de las cuales afirma ha derivado la ciencia todas sus características positivas, y sostiene que una combinación de crítica y tolerancia de las inconsistencias y anomalías, a la vez que absoluta libertad, son los mejores ingredientes de una ciencia productiva y creativa.
      Él eligió el término anarquismo para su planteamiento de problema hacia el método científico, como se sabe el anarquismo se ha practicado desde el pasado hasta nuestros tiempos, Paul ha estado en contra de ese anarquismo, puesto que este se preocupa por la felicidad humana y de la vida de los humanos, “pero solo el anarquismo está a favor de un grupo de personas que pertenecen a un grupo especial”, por el contrario Feyerabend se considera una persona dadaísta” un dadaísta es aquella persona que está convencida de que una vida que merezca la pena sólo será factible cuando empiece a tomar las cosas a la ligera y cuando se elimine del lenguaje aquellos significados profundos pero ya putrefactos que ha ido acumulando a lo largo de los siglos”.
      La crítica contra el método científico es una lógica método científico racionalista, la investigación histórica contradice que haya un método con principios inalterables, que no existe una regla que no se haya roto, lo que indica que la investigación no es accidental sino necesaria para el avance de la ciencia. Feyerabend nos dice que, a pesar de ello, hay un esfuerzo continuo para encerrar el proceso científico dentro de los límites del racionalismo, de manera que un especialista, acaba siendo una persona sometida voluntariamente a una serie de restricciones en su manera de pensar, de actuar e incluso de expresarse.
      Es necesario considerar a los seres humanos como realmente son y no imaginarlos como seres “teóricos”. Una de las características de los individuos es que requieren un tiempo para asimilar los cambios aunque se habitúan rápidamente a las novedades cómodas o liberadoras. Paul Feyerabend, mencionaba que ningún método de la ciencia ha tenido éxito, pues ninguna ha proporcionado reglas adecuadas para guiar las actividades de los científicos, y que no deberían estar obligados por ellas, sino que todo vale, porque no se sabe nunca de antemano qué teoría tendrá éxito y cuál fracasará, puesto que todas las metodologías, incluso las más obvias, tienen sus límites; además, señala que es poco razonable esperar que la ciencia sea explicable sobre la base de unas cuantas reglas metodológicas, esto resulta poco realista porque se tiene una visión demasiado simple de los talentos del hombre y de las circunstancias que fomentan o provocan su desarrollo; y es perniciosa porque el intento de aplicar las leyes está dirigido a incrementar nuestra cualificación profesional a expensas de nuestra humanidad; y es perjudicial a la ciencia porque pasa por alto las complejas condiciones físicas e históricas que influyen en el cambio científico.
      Este filósofo considera que las teorías son inconmensurables en tanto que no es posible explicar unas con los principios de las otras al comparar sus consecuencias lógicas. Por otra parte, los criterios de elección entre las teorías inconmensurables son, en última instancia, resultado de un subjetivismo implícito, lo que no significa que no sean juicios racionales.
     Feyerabend niega la superioridad de la ciencia sobre otras formas de conocimiento acusa la institucionalización de la ciencia en nuestra sociedad porque es incompatible con la actitud humanitaria, dice que hace falta liberar a la sociedad de la ciencia como ideología para así tener la libertad de elegir entre otras formas de conocimiento y otras tradiciones, puesto que un ciudadano maduro en una sociedad libre es alguien que ha aprendido a pensar por sí mismo y se ha decidido a favor de lo que más le conviene. La sociedad ideal de Feyerabend es la ideológicamente neutral, donde cada quien elija y no le sea impuesta una ideología contra su voluntad.
      Ahora bien, el método científico, en muchas de sus versiones, evade la autojustificación, impide la autocrítica y elimina toda posibilidad de refutación, convirtiéndose, así en meras técnicas entontecedoras y hasta cretinizantes. Tal es la situación cuando se entra de lleno a tratar acerca de los procedimientos metodológicos evitando toda reflexión epistemológica, toda crítica de los supuestos aceptados y toda sugerencia de alternativas metodológicas. De allí, la crítica que se hace a la ciencia ortodoxa y de las bases en que se apoya, de su pretensión de ser el camino para el conocimiento y de su ingenuidad al creer que siempre usa el mismo método cuando, de hecho, no tiene ni ha tenido nunca un método  único, y los avances de la ciencia se dieron sólo cuando sus más distinguidos exponentes decidieron apartarse de las rígidas reglas canónicas que coartaban el pensamiento, la originalidad y la imaginación creadora.
      En este sentido, considero que debido a los cambios sociales del siglo XXI, se impone en el sujeto la necesidad de emprender un esfuerzo mayor para librarse de las ataduras del reduccionismo cientificista- simplista domesticador en cuanto a la forma de percibir y pensar la realidad que le rodea. Pudiera decirse que  ocurra lo que Kuhn denominara una “revolución científica”, dada por cambios paradigmáticos para que se asigne una nueva epísteme y una nueva manera de concebir la forma de pensar y de hacer ciencia natural y social, el cual requiere de un método que supere las insuficiencias de la racionalidad positivista clásica. De allí, que es necesario acotar que el método enmarcado en el paradigma cualitativo va surgiendo en el transcurso del abordaje epistémico, es decir se va construyendo en el avance mismo de la investigación. Por ello, el recorrido o el trayecto de una investigación constituyen el método.




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