PARTICIPANTE: CLARITZA CAMACHO
DOCTORADO EN EDUCACIÓN
Paul Karl Feyerabend fue un filósofo de la ciencia que a lo largo de su vida experimentó una evolución
constante en su pensamiento, siempre con un alto grado de anarquismo y
sentido crítico que lo llevaron a postular el anarquismo epistemológico. Él se
opone a la idea de que existan estándares invariables de racionalidad en
cualquier campo, incluido el de la ciencia. Es más bien el objeto de una
ciencia el que determina el método apropiado o correcto en dicha disciplina. No
existen, según esto, principios universales de racionalidad científica, el
crecimiento del conocimiento es siempre peculiar y diferente y no sigue un
camino prefijado o determinado. Feyerabend defiende firmemente el valor de la
inconsistencia y la anarquía en la ciencia, de las cuales afirma ha derivado la
ciencia todas sus características positivas, y sostiene que una combinación de
crítica y tolerancia de las inconsistencias y anomalías, a la vez que absoluta
libertad, son los mejores ingredientes de una ciencia productiva y creativa.
Aquí Feyerabend
apunta el problema del método científico, y la conclusión que se sigue es que
no tiene sentido formular de una forma general, cuestiones tales como qué
criterio seguiría para preferir una teoría a otra. Dicho más claro, la
investigación con éxito no obedece a estándares generales, ya se apoya en una
regla, ya en otra, y no siempre se conocen explícitamente los movimientos que
la hacen avanzar. En este sentido apunta Einstein cuando sostiene que en
ciencias “la imaginación es más importante que el conocimiento”. "Soy lo
suficientemente artista como para dibujar libremente sobre mi imaginación. La
imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado.
La imaginación circunda el mundo."
Respecto a la tesis
según la cual no existen principios universales de racionalidad científica
resulta también particularmente interesante referir la forma en que Popper
comenzaba su clase. Lo hacía con una frase que se hizo celebre: “Soy profesor
de método científico, pero tengo un problema: el método científico no existe”.
La idea de que el conocimiento humano siempre es susceptible de error, de
suerte que no es posible (ni necesario) establecer con absoluta certeza su
verdad. La ciencia es una empresa esencialmente anarquista e imaginativa, el anarquismo
teórico es más humanista y más adecuado para estimular el progreso que sus
alternativas basadas en el rígido orden racional.
Hay un principio
que puede defenderse en todas las circunstancias y en todas las etapas del
desarrollo humano. Este principio es: todo sirve. La ciencia no presenta una
estructura, queriendo decir con ello que no existen unos elementos que se
presenten en cada desarrollo científico, contribuyan a su éxito y no desempeñen
una función similar en otros sistemas. Al tratar de resolver un problema, los
científicos utilizan indistintamente un procedimiento u otro: adaptan sus
métodos y modelos al problema en cuestión, en vez de considerarlos como
condiciones rígidamente establecidas para cada solución. No hay una
'racionalidad científica' que pueda considerarse como guía para cada
investigación; pero hay normas obtenidas de experiencias anteriores,
sugerencias heurísticas, concepciones del mundo, disparates metafísicos, restos
y fragmentos de teorías abandonadas, y de todos ellos hará uso el científico en
su investigación.
No sólo los estándares científicos son
peculiares a ciertas condiciones sociales e históricas, sino que debemos
abandonar toda intención de evaluar una teoría comparándola con otra para
encontrar cuál es la mejor. El único principio universal en la ciencia para
Feyerabend es: "todo sirve".
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