Desde los orígenes de la humanidad el
hombre ha sentido la profunda necesidad de dar respuesta a los fenómenos que le
rodeaban. Es por ello, que la lluvia era considerada el llanto de los dioses,
el arcoiris era un anuncio de que llegarían bendiciones, y las tormentas
mostraban la furia de los gobernantes del cielo. La interpretación de estos
hechos surgía ante la necesidad de tener respuestas y conocer la verdad. Los seres humanos han dedicado tiempo,
esfuerzo y dinero en la búsqueda del conocimiento, entiéndase éste como la información
que resulta de la experiencia y la observación objetiva de un hecho, que a su
vez puede ser observado por otros investigadores, reconocido por una comunidad científica,
para finalmente ser convertido en una teoría
o en una ley.
En este
sentido, la ciencia se presenta como los métodos y las técnicas que nos van a
permitir obtener el conocimiento a través de una serie de pasos organizados que
fueron denominados “Método Científico”. Este método o camino, ha permitido a la
humanidad aproximarse a la tan anhelada verdad, sin embargo a lo largo de la
historia han surgido criticas referentes a su alcance y veracidad. Paul Karl
Feyerabend, científico austriaco del Siglo XX fue considerado “El Enemigo de la
Ciencia” por los científicos de esa época, aquella sociedad llena de dogmas y
limitaciones no era capaz de tolerar la irreverencia de un hombre que consideraba
que la ciencia debería ser algo abierto y sin métodos establecidos, ya que
estos coartaban el poder del descubrimiento.
La posición de Feyerabend frente a la
ciencia fue presentada en su tratado “Contra el Método” y su perspectiva era sin duda profundamente humana, la ciencia
era para él un proceso libre y vinculado íntimamente al desarrollo de la
humanidad. Por tal motivo, no podía ser encasillada en rigurosos métodos considerados
inquebrantables, porque la realidad exigirá que el investigador se sumerja en ésta
para poder experimentar y así ir construyendo
la metodología que va a emplear. De esta forma, desparece la llamada relación sujeto-objeto,
porque el sujeto pasaría a formar parte del objeto, y a esto se le llamaría
horizontalidad científica. Es decir, que la metodología se adaptará a los
objetivos planteados y se contextualizará, de esta idea nace su máxima “Todo
Vale”.
El anarquismo epistemológico plantea que el
ser humano construye su verdad mediante la experiencia de su relación con el
objeto, y se toman en cuenta los conocimientos previos porque lo considera también
un proceso cognitivo-dialéctico. Por tal motivo, muchos investigadores consideran
que el anarquismo epistemológico es un modelo de pensamiento muy útil para abordar
el proceso de enseñanza-aprendizaje, porque se deja atrás el dogma del libro y
la clase magistral, para pasar a comprender el hecho educativo como un
encuentro en el que impera el humanismo, se toman en cuenta las
individualidades de los estudiantes, y el docente adapta sus estrategias en función
del contexto social y cultural en el que se desempeña.
En este orden de ideas, la búsqueda del
conocimiento no tiene solo un camino, sino múltiples senderos que pueden
combinarse libremente tomando en cuenta ciertas particularidades del fenómeno en
estudio. La ciencia se va construyendo y re-construyendo en el tiempo, quebrando
paradigmas, asumiendo nuevas posturas y aceptando la incorporación de nuevos
elementos dentro del proceso de investigación. Las verdades que nos ha ofrecido
la ciencia no son absolutas, y en cualquier momento pueden ser derribadas por
un nuevo descubrimiento. Limitar los caminos en una investigación seria
destruir nuevas posibilidades para el crecimiento de la ciencia. Por lo tanto, se atentaría
contra la magia de descubrir y se cortarían las alas de la ciencia para poder
explorar nuevos mundos que permitirían el avance de la humanidad.
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