martes, 9 de junio de 2015

LAS TEORÍAS DE LA EDUCACIÓN Y EL PROBLEMA DE LA MARGINALIDAD EN AMÉRICA LATINA


LAS TEORÍAS DE LA EDUCACIÓN Y EL PROBLEMA DE LA MARGINALIDAD EN AMÉRICA LATINA
PARTICIPANTE: Maritza Quintero
En América Latina, para los años 70, cerca del 50% de los alumnos de las escuelas primarias desertaban en condiciones de semianalfabetismo o de analfabetismo, esto sin tener en cuenta al grupo de niños en edad escolar que ni siquiera tenían acceso al ingreso a la escuela, ya que se encontraban a priori marginados de ello.
Con el simple dato anterior, nos indica de una manera inmediata, que ante nosotros existe una realidad de la marginalidad con relación al fenómeno de la escolaridad o escolarización, surgen las siguientes interrogantes ¿Cómo interpretar ese dato? ¿Cómo explicarlo? ¿Cómo se ubican las teorías educativas frente a esa situación?
Se puede decir que, en lo que respecta a la cuestión de la marginalidad, las teorías educacionales pueden ser clasificadas en dos grupos: 1.- Tenemos aquellas teorías que entienden que la educación es un instrumento de igualación social por lo tanto, de superación de la marginalidad, y 2.- Se encuentran las teorías que entienden que la educación es un instrumento de discriminación social, un factor de marginación.
Ambos grupos perciben y explican la cuestión de la marginalidad que cada quien, desde su manera de entenderla, de acuerdo a las relaciones que existen entre educación y sociedad. Así, el primer grupo concibe a la sociedad esencialmente armoniosa, tendiendo a la integración de sus miembros. La marginalidad es, entonces, un fenómeno accidental que afecta individualmente a un número más o menos grande de individuos, lo que constituye un desvío, una distorsión que no solo puede sino que debe ser corregida, donde la educación aparece allí como un instrumento de correcciones de esas distorsiones.
Entre las teorías no críticas podemos destacar a la pedagogía tradicional, la cual se inspiró en el principio según el cual la educación es el derecho de todos y el deber del Estado. La sociedad correspondiente a los intereses de una nueva clase consolidada en el poder: la burguesía, la cual trata de construir una sociedad democrática, que se apoya en la constitución para establecer los llamados sistemas de enseñanza. Se espera que la escuela fuese la solución o instrumento para convertir a los ciudadanos, redimiendo a los hombres de su ignorancia, miseria moral y la opresión, la miseria política.
La ignorancia es identificada como la causa de la marginalidad, donde la escuela nace. Como antídoto, su papel es difundir la instrucción, donde el maestro será la piedra angular de esa gran obra.
La pedagogía nueva, como teoría, mantenía la creencia en el poder de la escuela y que su función era la igualdad social, lo que pudiese corregir la distorsión que expresaba el fenómeno de la marginalidad, que era a través de la escuela. La pedagogía nueva comienza a criticar a la pedagogía tradicional esbozando una nueva manera de abordar o interpretar la educación, a través de experiencias restringidas, para luego defender su generalización en el ámbito de los sistemas escolares.
En esta nueva teoría, la marginalidad deja de ser vista desde el ángulo de la ignorancia, esto es, el no dominio de los conocimientos. Aquí el marginado ya no es, propiamente, el ignorante, sino que es el rechazado. Alguien está integrado no cuando es ilustrado, sino cuando se siente aceptado por el grupo y, a través de él, por la sociedad en su conjunto. El papel de la “Escuela Nueva” se manifestó más claramente en el caso de América Latina. En la gran mayoría de los países de esta región los sistemas de enseñanza comenzaron a adquirir cambios con más nitidez, sobre el pensamiento pedagógico latinoamericano.
Surge, tentativamente en desarrollarse, una especie de “Escuela Nueva Popular”, cuyos representantes significativos son las pedagogías de Freinet y de Paulo Freire y por el otro lado la preocupación por los métodos pedagógicos que están presentes en la Escuela Nueva. Se articula aquí una nueva teoría educacional: la Pedagogía Tecnicista.
Cabe señalar que, para la pedagogía tecnicista, la marginalidad no es identificada con la ignorancia. El marginado será el incompetente, o sea, el ineficiente e improductivo. Se considera que la educación supera el problema de la marginalidad en la medida que forma individuos eficientes, capaces de contribuir al aumento de la productividad de la sociedad. La educación es concebida pues, como un subsistema cuyo funcionamiento eficiente es esencial para el equilibrio del sistema social del que participa. Su base de sustentación teórica se desplaza hacia la sociología conductista, la ingeniería del comportamiento, la ergonomía, la cibernética, que tienen en común una inspiración filosófica neopositivista y el método funcionalista. Desde el punto de vista pedagógico, se concluye que si en la pedagogía tradicionalista la cuestión central era aprender y para la pedagogía nueva es aprender a aprender, para la pedagogía tecnicista lo más importante es aprender a hacer.
Los autores Bowls y Gintis, consideran que la escuela tenía una función igualadora. En cambio, se torna cada vez más evidente el papel que desempeña: reproducir la sociedad de clases y reforzar el modo de producción capitalista.
La teoría no deja margen para las dudas. La función de la educación es la reproducción de las igualdades sociales. Por la reproducción cultural, ella contribuye específicamente a la reproducción social.

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