LAS
TEORÍAS DE LA EDUCACIÓN Y EL PROBLEMA DE LA MARGINALIDAD EN AMÉRICA LATINA
Wilfredo J. Rincones A.
rinconeswilfredo 88@gmail.com
La educación
latinoamericana tanto en sus problemas como en sus desafíos en un principio
trata de las desigualdades sociales; la pobreza como el desempleo constituyen
factores importantes para la educación, la formación científica y tecnológica
de calidad, para todos es un desafío pendiente, ya que aún no ha sido
incorporada de modo adecuado en todos los niveles educativos. Ese desafío es de
primera importancia dada la necesidad de contribuir a la formación de
ciudadanos competentes que actúen reflexivamente en una sociedad marcada por
los crecientes cambios en ciencia y tecnología. Sin embargo, existe el fenómeno
conocido como marginalidad, que mientras no sea superado seguirá siendo un gran
obstáculo para el desarrollo de los países.
La
marginalidad es una de las características del subdesarrollo. Está presente en
las sociedades capitalistas, las sociedades subdesarrolladas o del Tercer
Mundo.
A una persona se la llama marginal
cuando vive fuera de los límites legales y/o sociales establecidos por la
comunidad en que vive, a las que no se halla integrado. Al estar fuera de lo
establecido arbitrariamente por la sociedad para encontrarse en su interior, se
lo excluye o margina. Es un caso de discriminación, Las personas marginadas
sufren la miseria, la falta de integración, la insatisfacción de sus
necesidades básicas, o todas esas cosas a la vez.
Saviani
(1983), señala que respecto a la marginalidad las teorías educacionales pueden
ser clasificadas en dos grupos, en el primero están aquellas que entienden que
la educación es un instrumento de igualdad social y en el segundo están
aquellas que entienden que la educación es un instrumento de discriminación
social. Este autor hace una agrupación de las teorías educativas en dos
principalmente; siendo estas las teorías no críticas, que consideran a la educación
como autónoma y buscan comprenderla a partir de ella mismas y las
críticas reproductivas, que entienden que la función
básica de la educación es la reproducción de la sociedad y comprende la
educación según sus condicionantes objetivos: determinantes sociales,
estructura socioeconómica, etc., a cada una de ellas le atribuye
características específicas relacionando educación y sociedad. Por último plantea la necesidad de postular una teoría
crítica de la educación que permita garantizar a las clases populares una
educación de la mejor calidad posible en las condiciones históricas actuales.
El
origen de la marginalidad se encuentra profundamente asociado a la naturaleza y
características de la estructura económica del país, pues ella se halla, como
la mayoría de las economías subdesarrolladas de América Latina, deformada y
desarticulada, en especial por su poca competitividad y por la gran dependencia
de las economías del Primer Mundo. Ésta situación económica produce fuertes
desajustes sociales como consecuencia de la ausencia de empleos bien
remunerados, así como por las dificultades para acceder a los más elementales
servicios de salud o educación en la que se encuentran las personas que viven
en condiciones de marginalidad. En general, las políticas del Estado venezolano
para combatir la pobreza han fracasado, ya que no han sido capaces de lograr un
fortalecimiento de la economía que se traduzca en la creación de empleos. En el
caso venezolano, a diferencia de las grandes aglomeraciones urbanas de los
llamados países desarrollados, la población que se agrupa en ciudades no es
consecuencia de la industrialización sino de la aglomeración en búsqueda de
oportunidades diversas.
La
presencia de la marginalidad afecta todos los órdenes de la vida social,
económica, política y cultural de la sociedad venezolana, entorpeciendo además,
todos los esfuerzos planificadores del Estado venezolano. Esta dura realidad ha
sido catalogada como “Bomba de Tiempo” por distintos especialistas, ya que la
frustración de las expectativas de la mayoría de la población puede originar, fuertes
explosiones sociales, que además repercuten en la estabilidad del sistema
democrático venezolano. Además el problema de la marginalidad genera una
especie de círculo vicioso en el que, muchos hijos reciben de sus padres la
pesada herencia de tener que vivir en condiciones de exclusión y pobreza
extrema.
La
superación de la marginalidad, constituye el mayor reto que enfrenta la
sociedad venezolana en la actualidad, pues su superación implica un esfuerzo
que desborda la sola actuación del Estado, para convertirse en responsabilidad
de toda la sociedad. Superar la pobreza requerirá de distintos planes,
políticas y sobre todo, mucha voluntad y conciencia política y ciudadana. En lo
que respecta a la educación es absolutamente necesario construir un sistema
educativo de calidad, que garantice a la mayoría de la población y sin
exclusiones, una capacitación adecuada, además de dotarle de una sólida
formación en valores.
Es necesario invertir mayores recursos en educación,
salud y en general en la seguridad social. Sin embargo, ese gasto debe ser
racionalizado para que sea eficiente y tenga en realidad impacto en el
mejoramiento de la calidad de vida de la mayoría de la población.
Debe
evitarse la aplicación de políticas que aborden la pobreza exclusivamente desde
su dimensión económica; los famosos “paquetes” económicos aplicados en América
Latina en los años noventa, lejos de ser la solución prometida al problema de
la pobreza, paso más bien a ser parte del problema.
La educación en Venezuela vive momentos de profundas transformaciones
orientadas a la consolidación de una sociedad humanista, democrática,
protagónica y participativa en un estado democrático de derecho y de justicia
cuyos principios están definidos en la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, fundamentada en el respeto a todas las corrientes del
pensamiento, con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser
humano y el pleno ejercicio de su personalidad.
Por
todo lo expuesto, se puede afirmar que la
marginalidad es poner a la población, por error u omisión, al margen de los
derechos básicos que toda sociedad o comunidad reclama, o lo que es lo mismo,
no darles las mínimas condiciones que les garanticen una vida digna. El término
marginalidad se usa también en relación a las condiciones de trabajo y al nivel
de vida de este sector de la población. Se percibe entonces su incapacidad para
satisfacer las necesidades humanas básicas.
Hay autores que afirman que la población marginal, en
realidad, no se encuentra al margen de la sociedad moderna capitalista, sino
que esta población es producto de esa sociedad y sus actividades se articulan
perfectamente con los sectores más modernos de la economía.
Al respecto Acosta (2003),
señala: La
pobreza y la marginalidad pueden ser una actitud ante la vida. Ser marginal los
esclaviza a una condición a la cual están atados aun cuando tengan dinero.
Esto implica que pueda haber ricos,
definiendo rico, para este efecto, como una persona que posee mucho dinero y
ser marginal.
Entonces ¿Donde está la solución a la
marginalidad? En el dinero, No. En darle regalías a los pobres para que dejen
de ser pobres, No. Está en la educación. En una educación que además de enseñarle
a leer y escribir enseñe a pensar, a ser libre, a producir, a crear cosas
nuevas, cosas importante, no marginales. Vale la pena mencionar maestros con
pensamientos tan especiales como Don Simón Rodríguez, quien en una carta para
un amigo le recomendaba que para hacer un buen colegio debía no sólo enseñarles
literatura, aritmética, lenguas, artes, etc. Debía enseñarle un oficio, debía
enseñarles a ser útiles a la sociedad.
REFERENCIAS
Acosta, L. (2003) Boletín Médico de Postrado.
Vol. XIX Nº 1 Enero – Marzo 2003. UCLA.
Decanato de Medicina. Barquisimeto – Venezuela
Saviani, D. (
1983). Las teorías de la educación y el problema de la
marginalidad en América latina. Revista argentina de educación, Año 2, nº 3, sep.